Vidas enmarañadas, sueños enmarañados

2018: Pescadores en Ciénaga de la Rinconada.

Courtesy of Diana Bocarejo.

1823: François Désiré Roulin, ‘Entrée du marché de Honda.”
 
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1823: François Désiré Roulin, “Entrée du marché de Honda”.

Courtesy of Biblioteca Luis Ángel Arango.

 
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1958: Subienda, de Nereo López.

Courtesy of Biblioteca Nacional de Colombia.

El problema
Sus raíces
Las soluciones

La vida en el río Magdalena abarca una diversidad de habitantes con conflictos variables. A lo largo de la historia, las intervenciones del estado han desatendido las comunidades ribereñas y, con ellas, sus animales, suelos y plantas. Hoy en día, los pueblos ribereños enfrentan cambios en las rutas migratorias de peces, inundaciones, escasez de alimentos, y contaminación, entre otros.

Los gobiernos han privilegiado a lo largo del tiempo actividades distintas a aquellas de larga historia entre las comunidades ribereñas, como la pesca. En el siglo XVII, fueron los proyectos de navegabilidad; desde principios del siglo XX, son principalmente las presas hidroeléctricas y el transporte de petróleo. Otras actividades como la minería, que contamina el agua con químicos tóxicos, han causado un impacto tremendo.

Pero hay esperanza en el horizonte. Personas que trabajan en la pesca, en el gobierno local y en la investigación diseñan mecanismos para lograr la corresponsabilidad en cuanto a la carga desigual generada por las compañías de extracción, el estado y la industria pesquera. Está en marcha una búsqueda por crear vínculos entre la justicia social y la justicia ambiental.

2018: Danelia Rocha
2017: Dead Fish
2018: Fishing
2019: Mural
As it flows through Colombia, the Magdalena River crosses paths with countless beings, stories, and lives.
Changes
Chants
2018: Danelia Rocha
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2018: Danelia Rocha.

Courtesy of Diana Bocarejo.

2017: Dead Fish
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2017: Peces muertos.

Courtesy of Juliana Varona. 

2018: Fishing
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2018: Pesca.

Courtesy of Diana Bocarejo. 

2019: Mural
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2019: Mural.

Courtesy of Julián Barrera.

Triptych, left to right: Un champán-Alto Magdalena. Papel Periódico Ilustrado, by Alfredo Greñas (1881–1887); Zona de carga y descarga, by Nereo López (1958); Río Magdalena, by León Francisco Ruiz Florez (1986).
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Tríptico, de izquierda a derecha: Un champán-Alto Magdalena. Papel Periódico Ilustrado, de Alfredo Greñas (1881–1887); Zona de carga y descarga, de Nereo López (1958); Río Magdalena, de León Francisco Ruiz Florez (1986).

Left to right: Courtesy of Banco de la República; Courtesy of Biblioteca Nacional de Colombia; Courtesy of Biblioteca Pública Piloto de Medellín, Archivo Fotográfico.

As it flows through Colombia, the Magdalena River crosses paths with countless beings, stories, and lives.
Additional Media

Al fluir por Colombia, el río Magdalena se cruza con innumerables seres, historias y vidas.

Courtesy of Rafael Díaz.

Additional Media

Cambios

Courtesy of Afluentes research group; edited by Julián Barrera.

Additional Media

Cantos

Courtesy of Afluentes research group; edited by Julián Barrera.

Nuestro punto de vista

Socios universitarios
Socios comunitarios

El río Magdalena es la arteria fluvial de Colombia: un río con muchas vidas y esperanzas que en su camino al mar atraviesa 1.528 kilómetros de páramos, bosques húmedos y bosques secos. Nos han enseñado que es nuestro río natal, un lugar de diversidad humana/natural. Los pescadores compartieron que sus “aguas vivas” dan sustento a vidas enmarañadas como las suyas. Pero sus vidas se ven interrumpidas y silenciadas por la ambición y la negligencia del llamado “desarrollo”. La búsqueda de la justicia implica contemplar ecologías de abundancia y ecologías del miedo —y las estaciones de sequía más largas de hoy en día, menos peces, una contaminación creciente, inundaciones y sequías extremas y una infraestructura en deterioro.

 

—Universidad de los Andes and Universidad del Rosario

Si me preguntan si el río Magdalena me ha hecho daño, diría que sí. Pero no porque el río sea malo, sino porque necesita una Nación. Los pueblos ribereños siempre son los más afectados. Cuando hay inundaciones, sequías o mortandad de peces, el estado casi ni presta atención. Con frecuencia nos hacen responsables porque vivimos junto al río, a pesar de que el mayor daño lo causan las presas hidroeléctricas, la agroindustria y la ganadería extensiva. Tenemos esperanza en este momento urgente. Defender el río es defensa propia: el río es nuestra vida.

—Acopesca, Asopein, Asopesarhon, Asapevema, Asopestol, Fuentemar, Famipez, Fepescarmar, and other riverside communities

Contribuyentes

Socios universitarios

Universidad de los Andes and Universidad del Rosario

Faculty Project Directors Diana Bocarejo Catalina Munoz Sebastián Vargas
Students Mateo Vásquez Julián Barrera Dilia Cervantes Natalia Giraldo Irene Gonzalez Camila González Daniela López Gabriela Mancera María Paula Muñoz Cayena Ortegón Daniela Prada Fernanda Preciado Manuela Rodriguez Carlos Rodríguez Laura Romero Juliana Valdés Juliana Varona

Socios comunitarios

Acopesca, Asopein, Asopesarhon, Asapevema, Asopestol, Fuentemar, Famipez, Fepescarmar, and other riverside communities