Chicago, IL
La población de La Villita, situada en el tercer corredor industrial de Chicago, enfrenta racismo ambiental sistemático, exacerbado por la corrupción de políticos y corporaciones que dan prioridad a las ganancias a costa del bienestar de las personas. La vigilancia, la criminalización de la población migrante y el uso de la tierra para fines de encarcelamiento revelan la intersección entre la injusticia ambiental y la inmigración en La Villita.
En los 1990, la frecuencia de fenómenos climáticos drásticos y el inicio de NAFTA/TLCAN aumentó la afluencia de inmigrantes de América Central, México y los EE.UU. Instalada en La Villita, la población inmigrante hace frente a ambientes tóxicos debido a legislación urbanística y discriminación derivadas de la vigilancia del siglo XIX destinada a proteger intereses industriales.
Grupos de activistas y especialistas reconocen la desigualdad social como un factor principal que limita la adaptación al cambio climático e impulsa la migración. La vida comunitaria mejora en La Villita gracias a campañas como “Lucha por el derecho a respirar”, programas de desarrollo juvenil, orgullo y resistencia comunitarios, y prácticas ecológicas.